El mundo se concentra en una isla, y cada uno de sus cien habitantes dedica su vida a perfeccionar la pasión por la que nació. Más allá, en el «centro de todo», un enorme cubo se levanta desde la antigüedad. Objeto de mística y de interrogantes sin respuesta, obra humana o fenómeno de la naturaleza, esta figura se convierte también en el destino final de personajes en apariencia incapaces de encontrar su razón de ser.