"Teorema de mujer" de Edward Loayza Maturrano se inscribe en la antiquísima tradición de la lírica amorosa. Griegos y romanos dedicaron versos al amor sensual. Dicha tradición, bajo la consigna cristiana durante el Medioevo, se torna más idealista, pero con el ascenso de Petrarca encontramos una realización modernizada del amor, una mezcla de deseo y evocación, de carne y espíritu, como en gran medida lo seguimos entendiendo hoy. En dicha tradición persisten Quevedo y Bécquer, Cernuda y Salinas, cada uno con sus diferentes símbolos, estilos y obsesiones.
La palabra delicada y rítmica de estos poemas se aleja de la estridencia vanguardista y de sus juegos cacofónicos. No es, según nuestro criterio, una “vuelta al orden” a la manera de Martín Adán o de Carlos Germán Belli, en cuyos versos medidos podemos rastrear la huella disonántica de los “ismos”. Es simplemente una poesía defensora de la tradición y para la tradición.
La mujer como teorema, como fórmula de amor en que se conjugan idealismo y deseo. Todo lo anterior se conjuga además con típicos guiños peruanos. Mocitas que evocan el misterio y la sensualidad de las históricas tapadas limeñas, así como palomas que recrean el legado mestizo de los yaravíes, se entremezclan con imágenes de marcada belleza poética por y hacia el eros femenino.
No dudamos de que la poesía de Edward Loayza en este libro será reconocida como la loa inabarcable de nuestro origen.