El signo de la poesía, en este caso específico, recrea una significación entorno a la naturaleza de las cosas móviles, para ello el cuerpo y su memoria oscilan entre la salvación y la condena. Bajo este rasgo, el libro El oscuro mar de la sustancia nos acerca a ese intersticio fugaz donde el individuo se revela como una materia que culmina irremediablemente. La obra propone también una transición hacia escenarios poéticos donde la forma se constituye en una metáfora del encuentro con nuestra precaria humanidad.