En el subcontinente austral, emergió uno de los imperios más grandes del mundo, el poderoso Imperio Inca, la primera superpotencia de América que, entre hileras de inmensurables montañas y cristalinos ríos, fundó su capital Cuzco, desde donde gobernaba, una ciudad llena de majestuosidad y cubierta con un manto de misticismo, con monumentales construcciones hechas de enormes piedras, unidas y colocadas minuciosamente con finos acabados por los constructores. Dichas estructuras se integraban fácilmente que parecían haber emergido de la madre tierra, además, rodeada de templos, casas, centros ceremoniales adornadas con oro, plata y piedras preciosas, en cuyo centro de la ciudad se encontraba el tótem del Inca, una estatua de puma gigante hecho de piedra turquesa, la cual representaba a los hijos del dios Inti.
Una Noche de luna llena al ver ponerse los cielos de color rojo por el destello de un cometa que surcaba el firmamento, los oráculos de oriente y occidente del imperio Inca presagiaron que algo muy malo tenía que venir a este mundo, pues seres malignos del inframundo podrán atravesar el portal a nuestro mundo, todo esto se produciría tras la alineación de los astros que originaría que hará desaparecer el sello del dios Inti en el portal que separaba el inframundo del mundo de los vivos, causando mucho terror y caos. Pero el dios Inti al ver el clamor de sus hijos, bajará de las estrellas y entregará el poder a un niño que se convertirá en el legendario guerrero del sol y se librará de batallas épicas que se recordaran por siempre.