En «Besos Rosados», el «lamento» ante la impotencia humana y la instrumentalización del ser, es reasumido por el vínculo del «amor maternofilial», surgiendo un nuevo horizonte en la vida, donde el dolor se convierte en gozo, la melancolía en júbilo, el odio en perdón, la guerra en paz, realidades humanas que nos hacen ser seres perfectibles en el tiempo.
La poeta, nos replantea una nueva forma de vivir el —amor—, desde el sentido propio de la existencia, a vencer los obstáculos y seguir adelante hasta alcanzar la felicidad, aquella que no depende de intermediarios, o de otra persona, tampoco de las cosas, sino de la libertad, como elección constante, de manera altruista y perseverante.
Mg. Susana Zabarburú Villacrez