“Llevas el mundo atrapado en tus garras” exclama Cosme Saavedra, acaso el último ángel del abismo, el poeta que cruza la noche, y los territorios de la memoria, “para saber el color de su dolencia”. Demonio astral es el registro de un hombre que necesita imprecar sus emociones, encararlas con la voluntad de un místico, de un faquir que las escribe como quien recupera su lengua con el metal de las ventanas. Leerlo nos reconcilia con los grandes maestros de la lírica del veinte, pero su épica lo impone entre lo mejor de la última generación de poetas latinoamericanos.
Harold Alva
Presidente del FIP Primavera Poética