Liturgia para un poeta nos sumerge en las sagradas aguas donde se celebra la ceremonia de la poesía. En él se conjuga la comunión de la palabra con el significado. A modo de Oficio (no religioso sino poético), se van revelando las claves de la existencia humana y su eterno afán de alcanzar lo divino. La personificación nos conduce a un poeta que es el poeta absoluto, el poeta total, la integración de todos en una sola persona. Él, a través de sus ministerios, conjura a la palabra para que la verdad sea dicha, mientras que nosotros, como lectores, actuamos de feligreses orando en silencio o en voz alta el eco del significado.
Ana María Flores Núñez ha logrado establecer una relación de interdependencia entre el sentido y la forma mientras desnuda el convencimiento, las dudas y las contradicciones del poeta en el momento mágico de la comunión con la creación.
Este es un poemario que nos conduce hacia un estadío limite entre lo material y lo místico; un poemario trabajado con minuciosidad, evidenciando un serio proceso creativo nutrido de elementos filosóficos, psicológicos y, por supuesto, metafóricos. No hay duda que se trata de una obra lúcida con propósitos reveladores.
Helbert López Calderón