La historia de la educación, es la de una permanente emergencia. Todos los Ministros que han ocupado el Sillón Ministerial, han querido hacer su propia reforma, pero nin- guno actuó como un maestro que conoce el país. Pues sus proyectos aún adornan, los anaqueles del Despacho Minis- terial, finamente empastados, pero abandonados, como muestras históricas de la ineficiencia de muchos de ellos, o la ignorancia total acerca de la ideosincracia de la población mayoritaria del País.
Estos últimos años, somos testigos de grandes convul- siones sociales aún en países desarrollados como España, Italia, Estados Unidos, etc., en los que la lucha por el em- pleo, especialmente de los jóvenes nos está mostrando la total caducidad de nuestras universidades, que cada vez más se han dedicado a formar profesionales sólo para bus- car empleos dependientes. Lo que está generando mayor mercantilismo, y obsesión de los empresarios por el lucro, aumentando por inercia capacidad de inversión, y su poder de presión a los Estados.
Todos sabemos acerca de tales situaciones, pero no hay políticas integrales sobre el desarrollo humano; cada Ministerio es una oficina burocrática, que se dedica a la ela- boración de documentos e informes, como su razón de ser prioritaria.