Repasa de forma aguda el debate acerca de la reforma del Ministerio de Educación en la última década, período en el que se han intentado medidas reformistas y descentralizadoras. Plantea una reforma de raíz para establecer las condiciones políticas y legales que garanticen el papel del ministerio como instancia rectora y como medio para el mejoramiento de la calidad de los aprendizajes escolares y la realización de una sociedad educadora en el Perú.