CUANDO LA SANTÍSIMA VIRGEN entra a un alma, hace florecer en ella una luminosa primavera; disipa las nubes sombrías de la tristeza, de la duda y del desánimo. Los corazones que se entregan sinceramente a Ella son inundados de claridad, de paz y de felicidad.
¿Quieres transformar tu vida? ¿Quieres practicar con facilidad las virtudes que te parecen inaccesibles, y que Dios sin embargo te las pide? ¿Quieres conocer las alegrías inefables que solamente el amor a Jesús puede proporcionar, y que hacían las delicias de los santos? ¿Quieres experimentar en ti tales maravillas?
Si lo quieres seriamente, no vaciles un solo segundo: recurre a María. No hay camino más directo para ir a Nuestro Señor.